miércoles, abril 27, 2005

III encuentro

DEFICIENTES REDES DE DISTRIBUCIÓN, PIRATERÍA Y FALTA DE COPRODUCCIONES, PRINCIPALES ENEMIGOS DE LA PROMOCION CULTURAL EN IBEROAMÉRICA

Porque no existen tales condiciones y porque de ello depende la subsistencia de la industria cultural de los países iberoamericanos en medio de un mundo globalizado, el economista catalán Lluis Bonet señaló hoy por la mañana la necesidad de que los promotores y gestores culturales de estas entidades busquen aliados internacionales con intereses compartidos como la Unión Europea o Canadá, luchen en contra de la piratería y fortalezcan el tejido cultural formado por un capital humano de emprendedores y creadores, además de que impulsen exitosas de coproducciones en las diversas áreas de la cultura y faciliten la exportación de productos exitosos.

Con estas reflexiones, el también catedrático del Departamento de Economía Política, Hacienda Pública y Derecho Financiero y Tributario de la Universitat de Barcelona cerró su intervención en el segundo día de actividades del III Encuentro Internacional de Promotores y Gestores Culturales “Desarrollo Cultural: del Pluralismo Cultural a la Interculturalidad” organizado por la UNESCO, CONACULTA, Secretaría de Cultura de Jalisco, ayuntamientos de la zona metropolitana, la Universidad de Guadalajara y el ITESO.

En su ponencia titulada “Los retos de la industria cultural frente a la diversidad cultural, ¿De la OMC a la Convención de la UNESCO?”, Bonet planteó dichas propuestas una vez que describió de manera sencilla y concisa cuáles son las características clave de la industria cultural ante la globalización, en qué consiste el proyecto de Convención de la UNESCO enfocado a reglamentar las acciones internacionales para proteger la diversidad cultural y finalmente qué implicaciones se desprenden de dichas políticas e intereses internacionales para la cultura iberoamericana.

Los casi 700 oyentes que arribaron de manera puntual al Patio Mayor del Instituto Cultural Cabañas, se mantuvieron atentos en todo momento ante una exposición fluida en la que Bonet se auxilió con gráficas y textos que aparecieron en la gran pantalla ubicada al centro del estrado y que ayudaron a enfatizar lo que el expositor consideró importante subrayar: Si la gente consume productos culturales elaborados en otras latitudes es porque existe una estrategia para difundirlo, es porque hay concentraciones claramente localizables de las industrias que los producen y porque las políticas de producción y distribución de dichos productos culturales se deciden previendo el riesgo económico que implican, expresó Bonet, quien enfatizó que es así como deben de operar los gestores y promotores culturales de hoy, tal y como lo hacen las grandes empresas de este ámbito. Para muestra señaló que en el caso de la industria audiovisual, que genera una de las economías más activas, Estados Unidos se erige como el principal exportador de servicios y contenido en este sector, acto que le genera ganancias por cerca de siete mil millones de dólares al año, seguido de Inglaterra con mil 500 millones de doláres, Canadá Francia Alemania Hungría y México con un menor monto a los ya mencionados.

Por otro lado Bonet habló de la creciente piratería que se ha dado con la presencia de las nuevas tecnologías, fenómeno que no sólo ha perjudicado a diversos creadores que en su mayoría no gozan plenamente de los beneficios de sus derechos de autor, sino que además han originado el replanteamiento de la legislación de derechos de autor a escala internacional.

Asimismo Bonet dijo que si por un lado la UNESCO pretende proteger la diversidad cultural en especial la de aquellos países económicamente más débiles, la OMC actúa de manera contraria y a favor de las grandes firmas de la industria cultural. Las discusiones postergadas desde hace diez años entorno a las relacionadas con la negociación de servicios y productos culturales a escala internacional al interior de la UNESCO, serán retomadas por dicho organismo en la convención de París, de tal forma que se abordarán los principios que regirán la liberación comercial en el ámbito cultural. En ese sentido el gobierno estadounidense ha diseñado en todo este tiempo de tregua una estrategia que le permite exigir la aplicación de la cláusula de “nación más favorecida” para la cultura en el seno de la OMC, apoyado en su fuerte industria de entretenimiento. Para continuar en esta postura privilegiada y conservar el primer puesto como exportador de contenidos y servicios culturales Estados Unidos reingresa a la UNESCO después de varios años de ausencia para debatir entorno a los intereses de su industria cultural, con una postura en la que se opone firmemente a cualquier intento de protección de identidad cultural nacional extranjera y presiona a los países para que incorporen una legislación en defensa de la piratería, acto que le beneficiaría enormemente.

Si Estados Unidos logra negociar a su favor dentro de la UNESCO las consecuencias para Iberoamérica van en contra de su identidad cultural, ya que la producción de dichos servicios y la presencia de industrias sólidas en este ámbito es poca comparada con las del coloso mencionado, de ahí el llamado de Bonet para que los getores y promotores mejoren su labor considerando el trasfondo económico que rige la industria cultural de nuestro tiempo.

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