Me viene a la cabeza un joven caballero
casi como un viejo refrán.
Que vino. Asi llega a veces en el bosque
la gran tormenta y te oculta.
Que se fue. Asi te deja la bendición
de las grandes campanas sola
con frecuencia en mitad de la oracion...
Entonces quieres gritar en siencio
pero sólo lloras en silecnio
en el fondo de tu fresco pañuelo.
Me viene a la cabeza un joven caballero
que va lejos, armado.
Era tan suave su sonrisa, era tan fina:
igual que el brillo del marfil antiguo,
igual que la nostalgia, igual que una nevada navideña
en una aldea oscura, igual que una turquesa
en torno de la cual se enfilan claras perlas,
igual que luz de luna
sobre algun libro amado.
Rainer Maria Rilke
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